http://www.jornada.unam.mx/2014/07/26/opinion/016o1pol
El reconocimiento de trabajadoras no asalariadas no llegó solo. Un largo camino tuvieron que pasar las mujeres y transgénero que se dedican al trabajo sexual en la tercera ciudad más grande del mundo. Aquí, donde los atracos policiacos, la extrema violencia, los asesinatos, las extorsiones y la explotación son la cotidianidad de quienes son parte de las más de 800 mil personas que se dedican a esta actividad en el país.
Hace más de dos años, cuenta David Avendaño, Krisna, trabajador sexual transgénero e integrante de la Brigada Callejera, nos acercamos al bufete jurídico Tierra y Libertad para poder defendernos. La abogada Bárbara Zamora nos apoyó para solicitar, una vez más, al Gobierno del DF que nos otorgara la credencial de trabajadores no asalariados. Luego de la negativa de Miguel Ángel Mancera, procedimos a tramitar un amparo para más de 80 compañeras.
El gobierno capitalino argumentó que no les podían dar las credenciales porque la Ley de Justicia Cívica del DF advierte que invitar o ejercer la prostitución es una falta administrativa, y que por lo tanto no se cubría el perfil de no asalariadas. Se tramitó entonces otro amparo, y luego de más de dos años, el juzgado primero de distrito decidió a su favor, lo que las coloca como personas con todos los derechos para ser consideradas como trabajadores no asalariados. Se ordenó entonces la expedición de las credenciales y la derogación del artículo 24, fracción séptima, que atenta contra los derechos de este sector de la sociedad.
La Brigada Callejera, asociación civil con más de 20 años de defender los derechos de las trabajadoras sexuales, primero en la ciudad de México y luego en el resto del país, tiene mucho que celebrar. Esta es su victoria, pues aunque el trabajo sexual se sigue desarrollando en condiciones adversas, ahora ya podrán decidir, entre otras cosas, dónde y cómo lo quieren ejercer. Y, además, podrán empezar a forjar otro sueño: la organización de un sindicato.
Fue una batalla contra la doble moral, contra la falta de conciencia de las autoridades y la manipulación de las leyes por un gobierno de supuesta izquierda, dice Krisna. Tenemos el derecho a organizarnos sin tener tatuado en la frente un color partidista. No pedimos nada a cambio, sólo el respeto a nuestra dignidad e integridad. Nosotras no fomentamos la trata de personas, la explotación sexual ni el trabajo sexual. Lo único que peleamos es que se garanticen nuestros derechos, de las y los que decidimos voluntariamente trabajar en el sexo.
Ni víctimas ni victimarias, es una de sus consignas.
Gloria Muñoz Ramírez